En estos días de loco consumismo, no resulta extraño que los distintos canales de televisión repongan los grandes clásicos del cine familiar, en el que la productora Walt Disney tiene mucho que decir. Aunque en un futuro hablaremos sobre los mitos en el cine de Disney, hoy vamos a detenernos en el análisis de Mary Poppins, una comedia musical estrenada en 1964. Dirigida por Robert Stevenson, tiene todos los ingredientes del cine familiar sin que por ello resulte vacua o intrascendente, pues más allá del tono amable que domina toda la obra hay aspectos interesantes que abordan contenidos de tipo social e histórico. La historia parece situarse en el Londres de principios del siglo XX. Así nos lo muestra la visión del Big Ben nada más iniciarse los títulos de crédito. La acción gira en torno a una mágica niñera que llega a una casa de la alta burguesía londinense para educar no sólo a los dos traviesos niños, sino también para dar la estabilidad que parece faltar en el hogar. En este sentido, la madre de la familia pudiera haber sido una abnegada mujer atada a los designios y deseos de su marido, empleado de la banca. Sin embargo, y pese a que queda a expensas de los dictámenes de su esposo, mantiene una lucha militante a favor de la consecución del voto femenino, por aquel entonces reivindicado de forma radical por las llamadas sufragistas, y no conseguido en Inglaterra hasta 1918 para las mujeres mayores de 30 años y hasta 1928 de forma universal para todas las mujeres mayores de edad. Las actividades y las ideas políticas de esta mujer quedan fuera del conocimiento de su marido -al Señor Banks no le gustan mis ideas políticas, dice en una ocasión- , pero no las abandona en ningún momento, sin que por ello renuncie al papel de madre y esposa propio de su tiempo. El padre sí parece descuidar las tareas domésticas, centrándose únicamente en su trabajo, hasta que al final de la película repare en este hecho y trate de atender a su familia.
Como es obvio, y es algo que en todas las películas ocurre, las interpretaciones pueden ser tan amplias y variopintas como espectadores haya, pero me gustaría compartir con vosotr@s estas reflexiones acerca de los hechos antes comentados, y que pude ver en casa durante estas mojadas navidades.
Para ello, rescato dos vídeos. El primero hace referencia al status del padre de familia, que se enorgullece de su posición social y económica, desatendiendo a su mujer, que trata de decirle que sus hijos han desaparecido:
El segundo vídeo es aún más explícito acerca de los que decimos, y nos muestra a la madre llegando de un mitin de las sufragistas. Deja claro su posicionamiento sobre el tema y nos habla de la igualdad de la mujer y de las generaciones futuras:
En definitiva, quería rescatar todo lo bueno que encierra este clásico, a nivel histórico, en relación a la igualdad entre hombres y mujeres.
Aunque tendremos tiempos para abordar de forma más pormenorizada el tema de los sufragistas, os dejo un enlace muy interesante de una unidad didáctica elaborada por el IES Parque de Lisboa, de Alcorcón (Madrid)
Qué bueno el punto de vista, yo no he visto la peli estas navidades (por fin me operé de la vista y estoy como una niña con zapatos nuevos) pero la recuerdo.
ResponderEliminarParece que no todo es machista en Disney
ResponderEliminarSiempre me ha encantado Disney, y el otro día también recordé estas escenas cuando veía "Angeles de Hierro" ... me emocioné.. :) Ni siquiera era consciente cuando era cría, y eso que habré visto Mary Poppins al menos mil veces ^^
ResponderEliminarLamento disentir. Mi impresión es que Disney cuenta que los niños se portan mal porque están desatendidos, y que el motivo del abandono es que la madre es sufragista. La presentan como a una loca fanática. El mensaje es, a mi entender, pésimo. Un saludo.
ResponderEliminarNo estoy de acuerdo con Isabel. El que al final cambia y recapacita en su vida es el padre de los niños(que pasa de ser un disciplinado adicto al trabajo que ningunea a su familia a ser todo lo contrario). La madre por su parte nunca se acaba doblegando ni deja de ser sufragista. Mary Poppins se va cuando siente que "ya no se la necesita en la familia" (es decir, cuando el padre ha recapacitado). Todo el metraje de Mary Poppins es un viaje del padre de acercamiento hacia sus hijos. ¡A mí Winifred me encanta!
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