Mi interés por Virginia Woolf comenzó con la lectura de "La señora Dalloway", me sentí arrastrada por esa manera de narrar lo que pasa desde el discurso interior de sus personajes. La literaria intimidad que despliega la Woolf en sus novelas me sedujo desde el principio. Su formación clásica se pone al servicio de los soliloquios de sus personajes ante la vida y el lector se deja llevar por la suave cadencia de su prosa que es rítmica, sonora y sensual. La señora Dalloway me descubrió una nueva manera de contarnos el mundo, una forma con la que me identifico porque, yo también, constantemente, me paso el tiempo hablando conmigo misma, interpretando las cosas que suceden fuera de mí, de las que formo parte.
"Un cuarto propio" (traducción de Jorge Luis Borges) es una reflexión profunda sobre la mujer y la literatura. Virginia Woolf, además de escritora, fue una gran lectora y una excelente crítica literaria ("Horas en una biblioteca", "Viajes y viajeros"), por eso su disertación en este aspecto resulta fundamental para cualquiera que quiera conocer el papel de las mujeres en la escritura. Personalmente me parecen especialmente interesantes los escritores que, además, son grandes lectores porque a través de sus reseñas me abren puertas hacia nuevas lecturas, nuevos autores, nuevos mundos.
El origen del libro que recomiendo es una conferencia que la novelista se preparaba a dar, por eso apenas llega a 125 páginas de las que me gustaría destacar esta pequeña selección:
"(...)El tema Las mujeres y la novela puede querer decir, y ustedes pueden querer que quiera decir, las mujeres y lo que parecen; o si no las mujeres y las novelas que escriben; o tal vez las mujeres y las novelas que se escriben sobre ellas; o esas tres cosas inextrincablemente mezcladas, y esto último puede ser lo que ustedes quieren que estudie.
(...) Sólo puedo ofrecerles una opinión sobre un tema menor: para escribir novelas, una mujer debe tener dinero y un cuarto propio; y eso, como ustedes verán, deja sin resolver el magno problema de la verdadera naturaleza de la mujer y la verdadera naturaleza de la novela."
Seguidamente va desgranando las más o menos azarosas circunstancias por las que tuvieron que pasar sus predecesoras, a lo largo de los siglos, para poder desarrollar su trabajo.
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