viernes, 12 de febrero de 2010

Berthe Morisot



Como bien sabemos, el número de nombres de mujeres artistas que conocemos es muy reducido si lo comparamos con el de hombres. Eso no significa que no las hubiera. A pesar de que en el Impresionismo siempre suenan con fuerza Monet, Degas, Sisley o Renoir, también hubo unas aportaciones femeninas sumamente interesantes, que dieron al estilo nuevos matices, no exentos de una sensibilidad y un enfoque ciertamente diferente al masculino.

Así, pintoras como Eva Gonzalès, Marie Bracquemond o Mary Cassatt brillan por méritos propios. Y entre ellas sobresale especialmente Berthe Morisot (1841-1895), privilegiada creadora que aplicó las novedades impresionistas no sólo a los paisajes al aire libre tan típicos del movimiento (en los que ella introduce, a veces, juegos infantiles), sino también a la representación de interiores, en los que despliega toda su exquisita sensibilidad, posicionándose como la más capacitada de entre todo este grupo en la captación de las escenas cotidianas, intrascendentes, que suceden en las habitaciones de una casa.

En sus pinturas de interiores domésticos, Morisot nos suele mostrar a personajes femeninos realizando diversas tareas. Es evidente que el enfoque de estas escenas es sustancialmente distinto a la visión ofrecida por autores como Degas o Renoir, más interesados en la captación del desnudo femenino. Nuestra autora, sin embargo, aboga por unas mujeres pensantes, reflexivas, tanto si están leyendo como si se están cambiando de ropa. La sensación que la visión de este tipo de cuadros produce en el espectador es de sosiego y tranquilidad, algo a lo que ayuda una habitual luz clara que suele inundar las estancias, provocada por alguna ventana abierta (que a veces no vemos, pero intuimos), lo que le sirve a la pintora para mostrar la captación del momento inmediato típicamente impresionista, a la vez que nos habla de su virtuosismo técnico a la hora de manejar la gama del blanco y otros colores pastel.

El resultado final es de gran encanto y pone a la pintora, como decimos, a igual altura que a sus contemporáneos.

En la imagen, El espejo, en el Museo Thyssen-Bornemisza

Si pulsas aquí podrás ver una galería con algunas de las obras más representativas de Morisot.

También puedes leer esta entrada en el blog ¡Qué de Arte!, dedicado a la Historia del Arte.

2 comentarios:

  1. Da gusto leerte, Gonzalo, tan buenas noticias, tan bien escritas.
    Los interiores domésticos han sido siempre mi debilidad..bueno, supongo que ya lo sabes.
    me encantan tus reseñas de mujeres pintoras.

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  2. ¿Qué tendría Monet que no tuviera Morisot?, :)

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